Seamos indie o mainstream (si es que realmente se puede establecer esta división), nos gusten los juegos de reventar nazis a tiros o de cultivar remolachas en nuestro jardín, seguramente todos estamos de acuerdo en una cosa: jugar es un medio excelente para relajarnos y evadirnos de los problemas. Liberando adrenalina o energía creativa, eso es lo de menos.
Pero, al igual que sucede con un libro o con una película, hay veces en que un juego guarda algo más debajo de su carcasa. Un reto con un mayor o menor grado de simbolismo que nos hace reflexionar. O, por qué no, sentirnos incómodos al confrontarnos con una realidad especialmente peliaguda. Ciertas ideas y sensaciones que pueden ser difíciles de abordar se presentan, en ocasiones, mucho más fáciles de asimilar a través de la interacción especial que propone un videojuego, diferente en su concepto a cualquier otra manifestación cultural.
La controversia que rodea a este uso del videojuego parece imposible de superar; sólo queda saber sortearla con mayor o menor elegancia. Hoy os traemos algunos ejemplos de juegos que nos dejan un regusto incómodo, y os lanzamos la inevitable pregunta: ¿hasta qué punto creéis que está justificada esta razón de ser? ¿Dónde se sitúa el límite, si existe, y dónde separamos la intencionalidad honesta de la impostura?
Operation: Pedopriest – La Molleindustria (2009)
Si hay que escoger un nombre propio en esto de los juegos controvertidos, sin duda es del estudio La Molleindustria. En su catálogo encontramos casi en exclusiva juegos no aptos para personas fáciles de escandalizar: la mayoría de sus títulos, que no todos, podrían encuadrarse dentro de un género creado casi para ellos, el juego-denuncia. La cuestionable ética de las grandes corporaciones, las falacias de la política o la futilidad de la rutina diaria del hombre común se ponen de manifiesto en sus creaciones, breves y amargas piezas que pueden jugarse en un ratillo (aunque probablemente se queden rechinando en nuestra cabeza un tiempo mayor).
Hemos escogido sólo uno, que condensa gran parte de los mensajes que La Molleindustria suele poner sobre la mesa. Operation: Pedopriest nos sitúa en el marco de los abusos sexuales en la Iglesia. Nuestro objetivo será controlar a los Silenciadores, una suerte de policía secreta papal que tiene dos misiones: por una parte, intentar que los sacerdotes no se aproximen a los niños con aviesas intenciones, y por otra, en caso de que el abuso tenga lugar, intimidar a los testigos para que no avisen a la policía de verdad. La crítica está más que explícita (no debemos poner solución al problema real, sino únicamente parchearlo de un modo u otro), y desde luego la animación en la que el cura de turno se arroja sobre un niño y lo viola resulta, cuanto menos, perturbadora.
V-Tech Rampage – Googumproduce (2007)
La V del título es de Virgina. Virgina Tech Rampage. ¿Os suena de algo? Sí, este título, que puede encontrarse en la siempre prolífica Newgrounds, está basado en la masacre de Virgina Tech, acaecida en 2007, el tiroteo llevado a cabo por el estudiante Cho Seung-Hui en el que murieron 33 personas. El propio Seung-Hui es el protagonista del juego en el que tendremos que reconstruir los hechos, acabando con cada una de las víctimas a contrarreloj (y evitando que nos atrape la policía) y finalmente con nuestra propia vida.
Si lo habitual en esta clase de acontecimientos es intentar evitar la identificación con los protagonistas, al menos desde los medios de comunicación de mayor calado, en esta ocasión Seung-Hui es el encargado de narrar desde su perspectiva la historia, y desde luego no se diferencia de la que podríamos encontrar en otros juegos del estilo. Si no supiéramos que se basa en un hecho real, que sin duda todos repudiamos, probablemente no se nos plantearía incomodidad alguna…
No es el único ejemplo de juego de este estilo; también tenemos Super Columbina Massacre RPG, basado en la matanza homónima y actualmente perdido en las dunas de Internet; tan sólo hemos podido encontrar alguna que otra reseña como ésta.
Don´t kill the cow – James Cox III y Ben Sironko (2013)
Las instrucciones de este juego que podemos encontrar en Kongregate se hallan en su mismo nombre. Somos granjeros y se nos pide que no matemos a nuestra vaca. Parece fácil, ¿verdad?
Sólo hay un pequeño problema, y es que nuestra mujer necesita comer. La vaca es lo único que tenemos. Y cada vez que vamos a verla, empuñando el cuchillo de matarife, nos mira con… con esos ojos de vaca.
Si somos capaces de dejar pasar los siete días en los que consiste el juego (una vez más estamos ante uno de esos casos en los que la escasa interactividad hace difícil denominarlo de esta manera) sin matar a la vaca, habremos ganado. Y nuestro premio será el cadáver de nuestra mujer en el suelo de la casa, putrefacto y cubierto de moscas. Un experimento simple que juega con la ironía, la sugestión y lo endebles que pueden llegar a ser nuestras fronteras morales.
Papers, Please – Dukope (2012)
En un tiempo en que la inmigración se ha convertido en una coyuntura que afecta no sólo a nivel económico a los países, sino que también destapa nuevas realidades sociales y consideraciones éticas, Papers, Please (cuyo progreso podemos seguir a través de TigSource) nos sitúa en una figura despreciada y temida a partes iguales por quienes deben dejar atrás su hogar: un inspector fronterizo. Nuestro cometido será salvaguardar el bienestar de Arstotzka, que acaba de poner fin a la guerra con Grestin, y asegurarnos de que sólo entran en el país las personas que deben hacerlo. Es decir, aquellos que tienen un perfil laboral determinado y que no son sospechosos de actividades ilícitas.
En una interfaz que simula una ventanilla de inmigración, con un colorido grisáceo y opresivo que encaja bastante bien con la temática, tendremos que inspeccionar los pasaportes y utilizar el sello correspondiente para aprobar o denegar la entrada; el segundo, evidentemente, implicará el arresto inmediato del inmigrante en cuestión. Un juego bastante curioso en su concepción que, aun sin proponernos una inversión de valores excesiva (se supone que impediremos la entrada en el país a potenciales terroristas), nos propone una ingrata tarea. Probablemente nuestro trabajo diario en la oficina nos resultará bastante más llevadero después de pasar un rato con Papers, Please.
Inner Vision – Sunil Rao (2012)
De entre todos los juegos que hemos planteado, es posible que éste tenga la temática más incómoda de todas. En Inner Vision tendremos que actuar como improvisados terapeutas frente a varias personas que quieren suicidarse. Nos contarán sus problemas y tras escucharles habremos de elegir la respuesta adecuada, de entre tres propuestas. Sólo tenemos dos intentos, sin embargo; si fallamos ambos, nuestro interlocutor se quitará la vida, desesperado al no encontrar en nosotros el consuelo que buscaba.
Quizás lo que más contribuya al impacto emocional de este título sea la perspectiva en primera persona, que nos hace sentir con una fuerza increíble la proximidad; la tensión de saber que esa vida está en nuestras manos, y que un paso en falso, una simple respuesta equivocada, puede dar al traste con toda una existencia y aquello que le rodea… Inner Vision es capaz de sacudirnos de arriba abajo desde su sencillez, dejándonos perturbados durante un buen rato, intranquilos. Pensando tal vez en todas esas palabras que mueren en nuestra boca cada día o se escapan demasiado rápido, y la manera en que pueden afectar, sin que lo sospechemos, a quienes más apreciamos.