A veces los teóricos de la ficción interactiva perciben esta a través de sus propios gustos y teorías de forma excluyente. La «verdadera» Narrativa Interactiva necesita de operaciones en punto flotante para ir más allá de «la aproximación booleana que impone una mentalidad de blanco o negro sobre-simplificada en cuanto a la infinita sutileza del proceso del drama» decía Chris Crawford con una cantinela que suele ser habitual en él. Puede permitirse decir esas cosas, porque sabes…, él acuñó el término. Pero paradójicamente la explosión de la ficción interactiva se ha debido a la simplicidad y la accesibilidad de pequeñas piezas interactivas de la mano de Twine como la que os traigo hoy: Beneath Floes de Bravemule. Piezas más cercanas a la hiperficción que al simulador de drama ideal de Chris.
Bravemule es el refugio literario de Kevin Snow y sus amigos, gente que disfruta tanto de la narrativa generada proceduralmente (procedimentalmente para los amantes del correcto castellano) como de la narración tradicional. Se hizo popular gracias a Matul Remrit, una partida completa de Dwarf Fortress magistralmente narrada a través de palabras, ilustraciones, imágenes del juego y vídeo. Una pieza para enmarcar al lado de otras obras importantes como Oilfurnace o Brozemurder, ambas de Timothy J. Denee. Dwarf Fortress proporciona suficiente «sutileza» en la profunda simulación de las aventuras de un grupo de enanos que fundan un fuerte minero y excavan y excavan hasta que irremediablemente despiertan a un mal tan primigenio como poderoso que supone el fin de la fortaleza, habitualmente con la extinción de todos sus habitantes. No es de extrañar que haya atraído a narradores de este tipo para cantar sus hazañas. Pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.
Tanto Beneath Floes, como su anterior pieza hecha en Twine, The Domovoi, recurren a la narración tradicional de zonas cercanas y alejadas a la vez de la cultura occidental: el cuento. En el caso anterior, de la región rusa de Vorónezh, y en el caso de Beneath Floes de la historia y tradiciones Inuit, cuentos tradicionales oriundos de la región Qikiqtaaluk, un archipiélago ártico perteneciente a Canadá. Trata sobre qalupalik, la que habita bajo el mar, la mujer pez, la que rapta a los niños traviesos y desobedientes: una monstruosa madre de todos los ahogados del helado mar ártico. Acecha a los niños que desoyendo los consejos y los cuentos de sus madres se aventuran en los témpanos de hielo cuando cae la noche, atraídos por la dulce sonoridad de su voz.
A pesar de que es un juego/relato/hiperrelato/hiperwhatever ya publicado y gratuito, tiene un Kickstarter donde se recauda dinero para realizar la traducción del juego al Inuktitut, el lenguaje más extendido en las islas, además de ser el oficial y originario de la zona; un lenguaje que ha sobrevivido a la extinción y marginalización por parte de la colonización. La traducción corre a cargo de un estudio independiente afincado en Nunavut llamado Pinnguaq, que ya han traducido en el pasado a el idioma Inuktitut Osmos (2009, Hemisphere Games), o Ittle Dew (2013, Ludosity)
Volviendo al juego en si, Beneath Floes como pieza de Ficción Interactiva es poco interactiva, en cuanto a que hay poca agencia. Es una pieza más cercana a la hiperficción que a un librojuego en estructura. No habrá decisiones que ramifiquen la historia. A pesar de ello Beneath Floes se empeña en hablarte a ti:
…es una historia sobre ti aunque estas no son tus experiencias».
El objetivo es adaptar la historia a nuestros gustos con elecciones estéticas, por ejemplo, ¿quieres la luna roja, azul o blanca? ¿Las uñas de qalupalik son verdes, negras o rojas? Si nuestra civilización occidental no hubiese olvidado la narración tradicional, algunos les contarían a sus hijos cuentos con arañas dentro, otros incluirían zombies, otros transcurrirían en un sótano oscuro, otros en un rascacielos, otros quizás en un matadero, y yo personalmente contaría a mis hijas historias sobre sangre y huesos. De esta forma se adaptan las historias a las filias y a las fobias de los oyentes. Con esta técnica el juego trata de introducirnos en la historia haciendo que qalupalik sea un poco nuestra y así hacer más efectivo el terror. Por otro lado algunos enlaces hacen de acción que hace progresar la historia. En un momento, cerca de las orillas de los témpanos de hielo, qalupalik aparece, pero no te ataca, en cambio con curiosidad morbosa te acercas a ella (no hay otra elección). Click, das un paso, click, dos, click tres. Algunos críticos menosprecian este tipo de historias como «poco interactivas» diciendo que «se podrían haber realizado como un relato convencional», pero yo discrepo enormemente pues el efecto conseguido con esa leve interacción es el de introducirte en la historia. Ha funcionado mejor que la capacidad de decidir esos pequeños detalles estéticos. El efecto general, ayudado de las preciosas ilustraciones, el viento helado y la música ambiental, es la melancólica belleza de tan peligroso paisaje a la par que te cala los huesos con su terror frío, con sabor a sal y olor a algas.
Beneath Floes es una historia sobre cómo la gente cuenta las historias.
Sobre cómo la tradición oral es moldeable y flexible para adaptarse a las personas, a las culturas e incluso al tiempo. Es una pequeña pieza de terror gratuita que funciona muy bien en tu navegador, bellísimamente ilustrada y con un diseño sonoro efectista, ideal para leer en las heladas noches de invierno. Su lúgubre ánimo se va filtrando bajo tu piel poco a poco, las palabras magistralmente narradas hacen que el terror se vaya suministrando con calma, con un ritmo lento, con dosis de misterio para que se descubra lentamente, como si estuviésemos de exploración. Todo ello adherezado con algunos momentos violentos de un tono negro, muy muy oscuro, más oscuro que el negro, de ese color azul marino casi negro de las noches árticas, o del color de tu sangre congelada en brazos de qalupalik.