Hay dos características fundamentales que, considerándolas por separado, no darían el mismo resultado en Bit.Trip Runner. No es el colorido diseño bit al cual los jugadores indies ya deberíamos de estar acostumbrados, y que Gaijin Games ha desechado en su continuación. Hablo principalmente de nuestra compañera, la que nos guía y nos motiva a continuar: la música.
Ella crea el movimiento, su participación no es solo ambiental sino que tiene el papel protagonista. Comienza siendo un loop, preparándose para la obra, mientras que yo, instrumento fundamental de la orquesta, toco teclas y creo música sorteando obstáculos y derribando enemigos. Mi otro compañero es el oro, una nota musical que no solo mejora mi puntuación sino que además añade una nota a la banda sonora siguiendo el compás y poniendo trabas para llegar a la siguiente bonificación. Por último está la recompensa auditiva, la cruz que cambia el sonido, la que me transporta cuando por fin he recogido todos los aumentos al nirvana, a la orquesta completa, al éxito de un gran recorrido. Y cuando llego al clímax, disfrutando mientras observo el colorido arco iris, me golpeo con una escalera llegando el peor momento del juego, el reinicio.
El enemigo es el error humano, los reflejos, la habilidad, la patosería. El resultado no solo es la pérdida de puntos sino la misma fustración que tuve hace años cuando el discman se quedó sin pilas en mitad del solo de Berton Averre. La repetición del nivel es lo de menos estando acostumbrado a juegos como Super Meat Boy, el juego no es un gran reto tras memorizar el nivel o digiriendo grandes dosis de Red Bull; la victoria es poder escuchar los créditos de Anamanaguchi o el resto de temas que me acompañan en el trayecto. Aunque no resta que la competición y el pique entre amigos también me satisfaga.
El leaderboard es otra de las características que me motivan a repetir incesantemente los niveles, junto a la interfaz 8-bits es la herencia directa del pasado. Los lingotes de oro y las cruces con valor extra aumentan el marcador. Si el objetivo es llegar a ser el número uno no basta con suceder los niveles sino también los niveles extra disponibles al recoger todos los lingotes de la pantalla. Y así regresa otra vez el pasado, esta vez con un Bit.Trip Runner de 8 bits, con sonido chiptune añejo y la dificultad propia de aquellos tiempos para superar el nuevo desafio, esta vez sin posibilidad de repetir en caso de fracaso. El resultado da la puntuación final que se comparará con el resto de nuestros amigos y comienza la guerra que comenzamos los jóvenes hace años en el salón recreativo.
Gaijin Games evoluciona un juego de plataformas, habilidad o videojuego musical como hizo en su día con Bit Trip Beat mejorando el mítico Pong. Un título simple, sencillo de adecuarse pero muy complejo si optamos por la vía de la competición.