A menudo se puede uno encontrar con juegos que cumplen con algún aspecto, más o menos importante, que te atrae de una forma un tanto especial, más aún cuando no se trata de un juego que destaque sobre todo el catálogo dentro de su género. Contre Jour, a este respecto, pasa sin pena ni gloria, pero cuenta con un apartado bastante destacable y sorpresivo: su banda sonora, y es a partir de descubrir dicho aspecto cuando el juego nos atrapa irremediablemente, en pos de una escucha continua.
Aún recuerdo la primera vez que vi Amélie (Jean-Pierre Jeunet, 2001). Apenas comenzando mi formación universitaria, las sensaciones de tal visionado, muy fuertemente influenciadas por la situación personal de cambios vivida en el momento, fueron abrumadoras. Si bien el despliegue de extraños, y en cierta forma, infantiles y muy franceses personajes que se paseaban delante de mis retinas era bastante culpable de ello, la extraordinaria banda sonora se encargó de hacer el resto. ¿El responsable de dicha obra? Un, para mi en aquel entonces, completo desconocido Yann Tiersen, cuya música me encandiló de una forma que muy pocas veces había experimentado con anterioridad.
Cabe decir que Jeunet se sirvió de una recopilación de temas de los diferentes álbums de su compatriota (a excepción del tema principal, compuesto específicamente para la película), sin embargo, el playlist escogido, encajaba perfectamente con las personalidades y situaciones que podíamos ver en pantalla. Como un guante. Los diferentes temas se sucedían, pausadamente, entre acordes de piano, acompañados de acordeones o melódicas, todo frente a nostálgicas e inocentes imágenes. Diera la impresión de que el director había construido la película alrededor de los temas de Tiersen. Las melodías del compositor francés desprenden una magia especial que aún hoy en día, y después de cientos, por no decir millones, de horas de escucha, logra emocionarme, e incluso sobrecogerme. La combinación de instrumentos, entre los que destacaba el acordeón, piano y violín, aunada con su maestría para sacar embelesadores sonidos de sus inerte cuerpos, convertían a Tiersen en un genio difícil de igualar. Sin embargo, el éxito de la película de Jeunet hizo que el propio compositor renegara de su obra, cansado de que se le encasillara dentro del mismo estilo, y sobre todo, de que se le conociera tan solo como «el compositor de Amélie». Es por ello que el músico francés olvida el peculiar estilo musical que lo hizo más que conocido para inclinarse por unos derroteros muy diferentes a lo que nos tenía acostumbrados. Las dulces melodías son aplastadas por temas más experimentales y los violines por guitarras eléctricas. Moría así «el compositor de Amélie» y nacía un nuevo Yann Tiersen, y desde mi punto de vista, aún lloro esa muerte.
Es por esta razón que reencontrarme de nuevo con aquellas primeras sensaciones me obligan a destacar un trabajo como el que motiva este texto. Esto, ni más ni menos, es lo que podemos descubrir en Contre Jour Soundtrack. Compuesta por el americano David Ari Leon, nos encontramos con una obra que se inspira directamente en los influyentes primeros trabajos de Tiersen, de manera que aquellas hermosas melodías a piano, sobre todo, vuelven alegremente a la vida de la mano del compositor americano. Y no es casualidad este parecido de estilos. Si hay algo imposible en esta obra es la casualidad, más bien estamos hablando de causalidad. Ari Leon nos regala temas en un claro homenaje al compositor francés, y más concretamente, al trabajo usado para la película de Jeunet. Recordemos que Contre Jour está inspirado en la obra El principito, y aquel olvidado punto de vista musical de Tiersen parece encajar, de nuevo, a la perfección con esta reinterpretación de la obra del francés Antoine de Saint-Exupéry. Sin ir más lejos, podemos encontrar similitudes extraordinarias en temas basados directamente en los más conocidos y destacados del compositor francés, como serían «La valse d’Amélie» o «Comptine d’un autre ete», haciendo las delicias de los más nostálgicos amantes de aquel desaparecido sonido.
Qué más se puede añadir. Jugar a Contre Jour se convierte en toda una delicia al poder realizar dicha acción junto al delicado ritmo impuesto por este maravilloso trabajo de Ari Leon, haciendo de cada uno de los niveles un agradable paseo durante el cual nuestros sentidos se negarán poderosamente a llegar al final del mismo. Aquel olvidado Tiersen, y porqué no, aquella sombra de lo que uno mismo fue por aquel entonces, reaparecen ante tus ojos, acompañados de mil y un recuerdos y sensaciones. Siendo honestos, puede que no se trate de un juego demasiado destacado, pero su banda sonora ha logrado sorprenderme como pocos lo hacen.