19 de enero, 2016
Artículo indiespensable
Indiespensable
El intrusismo de Extra Life

Me llama la atención la expresión «intrusismo» y cómo la utilizamos habitualmente. Es difícil librarse de haberla esgrimido en algún momento, y eso que en los casos que nos suelen ocupar por estos lugares no es más que una reacción elitista. Porque aquí no se pone en riesgo la vida de nadie si el profesional carece de la titulación adecuada. Nada explota si el desarrollador amateur equilibra mal las reglas de su videojuego casero o lo llena de bugs. Quizá simplemente nos da un poco de miedo el que una persona que no ha dedicado el mismo esfuerzo que nosotros en una disciplina le saque mayor o la misma tajada. Parece que minusvalora nuestra dedicación.

Es un poco absurdo, si lo pensamos bien. El intrusismo en la mayoría de disciplinas creativas es inocuo. Profesional o no, mejor o peor, uno es escritor desde el primer momento en que escribe una palabra. Nadie nació experto. Por algún lado hay que empezar, y tampoco afecta realmente a los profesionales y veteranos. Asumiendo que sin el oficio adquirido por la experiencia no se puede ni siquiera competir en la misma liga, la propia calidad de la obra debería crear una barrera protectora. Por supuesto, hay matices y excepciones. Pero lo cierto es que a menudo, si no fuera por el intrusismo, todas estas disciplinas correrían peligro de estancarse indefinidamente. Es el forastero, aquel que todavía no comprende bien los riesgos y consecuencias, el que arriesga sin ser consciente, y a veces acierta. Los que llevan tiempo en el oficio resultan ser a los que a veces les cuesta cambiar. Saben cómo hacer las cosas y conocen bien un proceso en el que se sienten cómodos y del que es difícil salirse. Es curioso que prácticamente el mejor ejemplo que encuentro es el panorama político español, donde lo establecido y la norma están chocando con lo nuevo y el aire fresco de los intrusos, a los que se les acusa de inexpertos.

– Pero ¿y aquí está todo el juego? Ah, no hay nada… ¡Yo pensé que aquí estaría ya todo el juego!
Extra Life – Capítulo 6

Podría decirse que Outconsumer, youtuber convertido a desarrollador de videojuegos en el documental online Extra Life, es un intruso. Ahí está, pretendiendo esquivar los muchos años de preparación que se necesita para construir un videojuego utilizando el atajo de la popularidad y los contactos. Sin embargo, como ya adelantaba, no hay nada necesariamente malo en ello. Precisamente aquí estamos para reconocer los méritos no profesionales de esos aficionados y desarrolladores caseros inexpertos. Y admito que me gustaron los primeros episodios de Extra Life. Lo entendía como un ejercicio de experimentación casi masoquista, pues Outconsumer conoce bien los videojuegos desde la perspectiva del jugador, pero no tiene ni remota idea de lo que es hacer uno. Me lo imaginé junto a FuKuy pegándose con el código en larguísimas noches intentando comprender por qué eso que parecía tan sencillo no funciona. Encontrándose todos los problemas uno tras otro. Fracasando estrepitosamente, pero aprendiendo y enseñando mucho por el camino, y de paso, echándonos unas risas. Nunca seré capaz de explicar con claridad lo complejo que es el desarrollo de un buen videojuego, hay que vivirlo, pero existen videojuegos y videojuegos. Cualquiera que sea la disciplina, en los inicios hay que darle tiempo, practicar, cometer errores y aprender de ellos. Así parecía plantearse la serie de Extra Life inicialmente.

– ¿Tú qué haces?
– Yo soy el que aporta ideas… Mi rol por un lado es aprender mucho… y luego es tener la narrativa. Todas las decisiones que se toman, yo intento ver si funcionan en la narrativa que yo quiero.
– O sea, eres un director creativo junior.
Extra Life – Capítulo 9

Sin embargo, la realidad del show ha ido derivando. La dirección ha cambiado paulatinamente hasta terminar con todo el interés que podría tener, al menos para el que escribe estas líneas. Ahora, en lugar de aprender a hacer un juego, han cogido a gente que ya sabe hacerlos. El papel de FuKuy y Outconsumer en el desarrollo ha pasado a ser un papel de gestión y dirección creativa. Y con mucho peligro debido a la inexperiencia. Ahora están liderando un proyecto, con varias personas a su cargo. Trabajadores que solucionarán todos los problemas que surjan, porque ya han pasado por ellos o tienen galones suficientes como para encontrar la forma de solventarlos. El proceso de aprendizaje se ha perdido casi por completo, y con él la enseñanza y cualquier valor educativo que pudiera tener para los ajenos a esta industria. Se ha convertido en un show vacío, casi sin sentido. Especialmente para Outconsumer, que ha pasado de ser el principal interés a ser prácticamente una carga. Porque ahora hablamos de un entorno profesional, ya no son dos amigos jugando a ser desarrolladores de videojuegos.

Una de las partes más importantes del desarrollo de videojuegos es la técnica y la tecnología. Los primeros episodios carecían de esos detalles, ya que el proyecto estaba en la fase más conceptual. Pero resulta que, si el show continúa por el mismo camino, nunca vamos a verlos más que de pasada, porque el foco ya no está en los desarrolladores. Los protagonistas no van a hacer un videojuego, van a gestionar un equipo de desarrollo. El show seguirá estando muy bien realizado, habrá entrevistas muy interesantes y no le faltará qué mostrar sobre todo lo que rodea al desarrollo de un videojuego. Ojo, ahí está la clave: lo que rodea al desarrollo. Los desarrolladores de verdad estarán en la sombra, apareciendo de vez en cuando para que conste en acta, pero sin ningún protagonismo real. Y el mensaje que se desprenderá es que para hacer un videojuego simplemente basta con poner a gente que sepa hacerlo a trabajar. Lo cual es… bueno… bastante negativo. Y lo más irónico es que no deja de reflejar la realidad. Regresamos a una situación conocida: la España de los pelotazos y el nepotismo. Volvemos a confirmar una vez más el Principio de Dilbert, que en Extra Life encontrará un buen ejemplo.

Claro está, a Outconsumer no se le puede apartar. Ni queremos que así sea. Pero el que era inicialmente un intruso inocuo ahora ya no lo es tanto. Bajo su mano está el control de un proyecto en el que no sólo está él perdiendo su tiempo. Su responsabilidad es mucho mayor, y la falta de experiencia puede jugar una mala pasada a otras personas que dependen de él. Ya no estamos hablando de intrusismo. El error fue otro clásico: pasarse en el alcance del proyecto. Derivar a un desarrollo profesional, cuando los impulsores del mismo no son profesionales.

Acerca de Enrique Hervás


Humano Nivel 32. Diseñador y Programador de videojuegos Nivel 6. De esos a los que sus padres prohibieron jugar a "las maquinitas" por estar demasiado enganchados. No sabían lo que les esperaba. Actualmente trabajo como Game Designer en Exient, e intento no olvidarme de mi pasado indie de Game Jams y jueguitos con Join2 Games

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