El endless runner tiene todo lo que, a priori, puede buscar alguien que juegue habitualmente en dispositivos móviles. Juegos rápidos, adecuados para esas partidas de autobús que no requieren pensar demasiado. Claro que todo esto que asumimos como obvio y propio del género termina por convertirse en un lastre para la imaginación o la creatividad. Uno tras otro, los endless runner clónicos, donde sólo cambia el ítem que debemos recoger o el animalito protagonista en cuestión, se suceden en los escaparates de las tiendas virtuales al paso de nuestro dedo hastiado.
Pero no todo está perdido. No todo es una lacra. Alguno hay que se escapa a la media, que sabe aprovechar las condiciones sine qua non al tiempo que busca la marca propia. Es el caso de un juego del que ya hablamos brevemente con motivo de su salida en nuestro Diario del Desarrollador: Escape from the Pyramid para iOS, del estudio valenciano Tama Games. La premisa es perfectamente reconocible, una de ésas que asimilamos en el medio minuto que tarda en llegar el autobús en el horizonte: hay que correr y correr a través de los laberínticos pasadizos de una gran pirámide hasta encontrar la salida. Hay obstáculos, claro, lo normal en una pirámide: pozos de lava o hileras con pinchos, entre otros. Y en nuestra mano está superarlos con un control que se limita a saltar y cambiar de sentido (con sorpresas posteriores en forma de poderes). Nada más… y nada menos, no nos engañemos. Porque Escape from the Pyramid es difícil. No se advierte la complacencia demasiado frecuente del endless runner, que nos premia dejándonos hacer acopio de estrellas brillantes a tutiplén, susurrándonos al oído lo hábiles que somos. Aquí el diálogo es diferente. ¿Queremos el premio, nos gusta eso de completar los niveles al máximo recogiendo todos los ítems (en este caso, diamantes y vasijas)? Muy bien. Antes memoriza bien todo el camino, encuentra la salida y trata de que esa simpática lanza que viene hacia ti no te atraviese de parte a parte.
Los saltos han de ser meticulosos al máximo, y nuestra memoria deberá estar agudizada en todo momento: un fallo de cálculo y tendremos que volver a comenzar la fase, salvando de nuevo ese obstáculo que tanto nos costó superar. Escape from the Pyramid es suficientemente largo (consta de tres mundos y 45 mapas) como para suponer un reto interesante, y el arte, que refleja ese estilo egipcio clásico que tan bien conocemos, es una gozada, en la línea de otros juegos recientes como Apotheon (Alientrap Games, 2014). Merece la pena darle una oportunidad a Tama Games y la sencillez bien entendida.