¡Levantad las antorchas! ¡Levad los palitroques, piedras y demás parafernalia de masa enfurecida! ¡A Indieorama ha llegado la borde y sin gracia Alicia Guardeño, con ganas de hacer un artículo sin echarle piropos a un desarrollador español! Hombre, no… creo que esto ha sonado demasiado fuerte… ¡Pero la cosa es que va a hacer un análisis por primera vez en esta web, y de nada más y nada menos que de Randal’s Monday!
De Randal’s Monday se han hecho muchos análisis, siendo de un amplio espectro las valoraciones sobre el juego. En un extremo, tenemos la mayoría de los editores españoles cuyas valoraciones sobre este juego y su creador se podrían resumir con un «quiero un hijo tuyo»; en el otro extremo, los medios extranjeros no le han dado demasiada o casi ninguna importancia. Esta evidente polaridad de valoraciones generó en su momento rumores y algún que otro intento de debate sobre la imparcialidad de los medios españoles a la hora de valorar producciones de nuestras tierras. No obstante, vamos a intentar profundizar en busca de una causa.
Así que empecemos por el principio de todo, la trama: nos metemos en la piel de Randal, un cabrón con todas las de la ley, avaro, cleptómano y muchos más adjetivos bonitos. Está en el bar de siempre tomando unas birras con sus mejores amigos, Matt y Sally, cual déjà vu de la película Shaun of the Dead (Edgar Wright, 2004), acompañan a Randal en sus noches de bebercios, tal y como hacen siempre. Pero en esta ocasión es diferente, ya que Matt tiene intención de prometerse a Sally esa noche. Tras unas cuantas rondas (demasiadas) Matt acabo perdiendo la cartera que contenía el anillo de compromiso de Sally. ¿Y qué sucede? Pues que Randal, que ve la jugada, obviamente la recoge, saca el anillo y se lo queda con el ansia de sacar dinero de él sin decir ni mú. A raíz de este egoísta acto, Randal pronto descubrirá que esa decisión no venía carente de consecuencias. El día siguiente (lunes) Randal acaba vendiendo el anillo en una tienda de empeños, con lo que acaba maldito y acabará repitiendo el mismo lunes de manera infinita.
Y es así como se nos presenta el juego, aunque ya veníamos avisados por un narrador que nos adelanta un mundo de locura impregnado de frikismo y que acaba repasando exhaustivo recopilatorio de casi todos los iconos de la cultura friki de las tres últimas décadas. Todo ello mezclado en la propia trama con el humor friki-gamberro que la caracteriza tanto a ella como a su protagonista. El juego se da un aire al estilo de las archiconocidas sitcoms animadas de Seth MacFarlane. Muchos elementos de esta aventura podrían pasar perfectamente por algún vídeo de Newgrounds, portal que vio nacer muchos chistes absurdos y aberrantes en formato flash, también propios de este juego. Es más, ni siquiera hace falta irse al otro lado del charco para encontrar un ejemplo comparable y reconocible al juego tanto a nivel de diseño como del humor: Cálico Electrónico (Nicodemo, 2004-actualidad).
Hablando del tema, gran parte del humor de este juego se basa en unas referencias e iconos que a veces llegan a ser demasiados. Tantos que empañan las bromas mínimamente originales e incluso partes de la historia, porque el jugador estará más atento buscando a qué hace referencia que en disfrutar del momento genuino del juego. El caso más excepcional es el de los doblajes, un apartado digno de película con famosos actores como Ramón Langa (Bruce Willis, Kevin Costner…) o Pepe Mediavilla (doblador de Morgan Freeman y Ian McKellen, entre otros) que aportan su voz y su magia al juego regalándonos frases míticas. Y pese a que en la versión inglesa se haya contado con las voces originales de Jason Mewes y Jeff Anderson de Jay y Bob el Silencioso o Clerks (Kevin Smith, 1994), creo que los niveles de cameo y elementos frikis simplemente no llegan al público internacional con la misma fuerza.
Hago un inciso aquí, porque de hecho considero que es lo que más marca la diferencia a la hora de que Randal’s Monday haya calado más en los jugadores españoles que en los internacionales. En nuestro caso parece que no conseguimos empacharnos de guiños. Esta tendencia a enfatizar en el cameo humorístico no les llama tanto a los anglosajones; la cultura geek lleva mucho tiempo arraigada, y tienen juegos por millones que han hecho cameos y referencias de todas las cosas habidas y por haber. El simple hecho de mostrar una consola antediluviana (NES) por el fondo de algún escenario a nosotros nos hará gracia por el simple hecho de encontrar algo que no consideramos típico, pero para ellos es absolutamente normal.
Como aventura gráfica de corte clásico con puzles intrincados que es Randal’s Monday, existen bastantes paralelismos con Monkey Island en su manera de resolver puzles y también en la interfaz (pues permite usar el sistema de medallón de opciones similar al de The Curse of Monkey Island (Lucas Arts, 1997) si no nos gusta el que viene por defecto). Esto es bueno y malo a la vez, pues nos permite tener momentos hilarantes como los de la Percha-Pato Extensible™ pero a la vez hace que, si bien en la mayoría de los puzles solo hay que estar atento a los detalles de descripciones de objetos y diálogos de personajes, resulten demasiado obtusos dada la absurdez de la combinación de objetos necesaria para la resolución de un puzle, lo cual lleva al ensayo y error. Los creadores intentaron paliar este efecto con una guía dentro del juego, un intento loable, pese a que es insuficiente para resolver tales momentos.
Por lo demás, cumple con creces las expectativas de una aventura gráfica, con una duración más que suficiente aderezada con diálogos geniales que hacen que nos encariñemos rápidamente con los personajes y nos deje buen sabor de boca, aunque al final de la historia se vaya desinflando un poco tras haber desgastado la mayoría de referencias y cameos. Pero aún así ya habremos acumulado el suficiente cariño como para querer rejugarlo más adelante por rememorar momentos, o incluso enseñarse el juego a tus amigos por las risas.
Randal’s Monday no es una obra maestra en el género de las aventuras gráficas, sufre de demasiados altibajos como para ser una, pero sin duda alguna es un referente (además de un importante conglomerado de referencias). A los creadores del juego, Nexus Games, solo les queda ir hacia arriba y más allá en sus próximos juegos, en los que seguro habrán aprendido de la experiencia que les habrá supuesto crear Randal’s Monday y nos depararán en el futuro con juegos aún mejores. Aquí estaremos esperando con ilusión.
Bueno eso si nosotros no nos quedamos atrapados en el tiempo algún día, ¿no?