¡Aaaaah! Bendito sea el sol. Mira esa imagen, mírala. Esa imagen sintetiza todo lo grande que tiene Dark Souls III. Ves algo en la distancia y sabes que podrás llegar hasta allí. Y aunque quebrado, todo está conectado. Cada vez que una de esas conexiones se establece, y a la par, está conectado con los pasados mundos de la serie, Londran y Drangleic, oleadas de placer recorren mi cuerpo y me hacen pensar: Joder, pero qué bien está construido el mundo de Lothric. Bueno, vamos al grano que tengo que bajar de ese puente y seguir con el pantano que rodea el torreón de Farron.
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