Estoy en una habitación. Está a oscuras y casi no veo. Llaman a la puerta. Busco un interruptor. Se enciende una luz. La puerta no tiene pomo. Agarro un mechero, un paquete de cigarrillos, un sobre con una carta. Una lámpara no enciende, no tiene bombilla. La busco. Necesito iluminar la habitación y, así, arrojar un poco de luz sobre quién soy, qué hago aquí, qué está pasando.
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