El navegador se me queda congelado un rato con la foto de una guepardo desnuda. No pasaría nada de no ser porque es antropomórfica y tiene bastante más de humana que de animal. La foto es una prueba en un caso de extorsión y amenazas sexuales. La víctima, una guepardo adolescente. El acusado, una morsa de 48 años. Y yo soy uno de los animales del jurado que debe decidir si es culpable o no.
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