Suena un redoble de tambor, el chasquido de un platillo. El telón se abre, y tras la cortina de humo aparecen Máximo Balestrini y Hernán Sáez, que hacen una reverencia a ambos lados de su máquina de contar historias: NAVE. Su particular manera de concebir el videojuego les lleva a recorrer todas las rutas imaginables a lo largo de Argentina llevando con ellos su galera, mostrando que el videojuego puede ser una forma de ocio cambiante y tan social como cualquier otra.
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febrero 20, 2013
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febrero 08, 2013
Si de algo está plagado el panorama indie, es de proyectos locos. Eso es impepinable. Ideas que vienen y van, abarcando gran extensión de parcelas relacionadas con los ámbitos más estrafalarios conocidos y aún por conocer: desde un juego educativo a uno que sólo hace uso de un botón, pasando por guiones narrativos que harían temblar a cuatro plumas y media. Pero hay una denominación inexplorada hasta el momento que sólo un estudio argentino está dispuesto a investigar: el videojuego intinerante.