Rápido, piensa en un videojuego clásico. ¿ya? La probabilidad de que hayas elegido Pac-Man (Namco, 1980) es bastante alta —sobre todo porque has leído el título del post— pero dejemos estas consideraciones y constatemos lo obvio: durante mucho tiempo y para mucha gente el ansia de comer bolitas y ser perseguidos por seres ectoplásmicos de origen desconocido ha sido sinónimo de videojuego. Sus influencias no solo se recogen en nuestro medio, sino que ha llegado a dar el salto a la imaginería popular, con ciertos elementos como la animación de muerte que quedaron grabados en las neuronas de chavales con poca chatarra en los bolsillos y mucho aburrimiento. Por tanto, es lógico que cuando esos prepúberes crezcan creen obras inspiradas en sus experiencias. A continuación, cinco juegos que interpretan estas influencias de manera distinta, ya sea mezclándola con otras o bien retorciéndolas hasta resultar casi irreconocibles.
Chompston. contralogic — 2013
Chompston es el epítome de lo que se puede conseguir con las influencias adecuadas y algo de tiempo libre para dejarlas fluir. No solo bebe de la mecánica básica de Pac-man de comer bolitas y escapar de fantasmas, sino que la mezcla con el clásico entre clásicos Bomberman (Hudson, 1983), y la explosión de los juegos musicales. El resultado es poco menos que febril, con una banda sonora que reacciona ante los eventos que ocurren en pantalla como si éstos formasen parte de su propia composición y una dificultad que convierte al jugador en su peor enemigo. Entre la generación procedural de los escenarios y el hecho de que no podemos pasar a través las bombas que colocamos en los intrincados pasillos, la mayoría de las veces no tendremos mas remedio que acusarnos a nosotros mismos por la inutilidad de nuestros dedos y la lentitud de nuestros reflejos.
Chompston
Pacman Portal. Dj_Smart — 2011
Pacman Portal en cambio recoge la otra pieza de su binomio de un título mucho mas reciente, Portal (Valve, 2007). En esta orgía de carácteres cirílicos y ambiente sonoro salido de una discoteca de Chernóbil, nos enfrentamos a los fantasmas con la ayuda de una pistola de portales. Uno podría pensar que el desafío desaparecería con semejante ayuda, y no andaría muy desencaminado. Lamentablemente, el juego decide compensar tamaña ventaja con unos controles duros de oído, que junto con la vaguez del diseño de los escenarios provocan una acuciante sensación de que estamos ante una oportunidad perdida. Porque juntar dos buenos elementos como son Pac-man y Portal debería dar como resultado como poco innovador, pero en este caso parece que su creador se quedó solo con la curiosidad de mezclar ambas mecánicas, como un niño que estrella figuras de juguete sin importarle la continuidad ni el sentido que pudiera tener su historia.
Pacman Portal
Forget me not. Nyarlu Labs — 2011)
Forget me not por su parte solo utiliza la imaginería y la extravagancia audiovisual de Pac-man como un elemento aleante mas en su crisol de influencias ochenteras. Es un título que, al presentar tantos homenajes en tan poco espacio, desafía al jugador a reconocer y recordar las obras enlazadas, que piden no ser olvidadas. Frutas multicolor, llaves que abren caprichosas puertas, disparos traicioneros que se confunden con la amalgama de colores que bombardea nuestros ojos… todo ello en un revoltijo de sabores conocidos y no tan conocidos.
Forget me not
Gates of Rath. McFunkypants — 2013
Gates of Rath se presenta como la antítesis de la jugabilidad sin pausa y a ratos esquizofrénica de Pac-man. En este caso solo podremos salir airosos en base a una estrategia bien planteada y a pensar nuestros movimientos varias veces antes de ejecutarlos. El laberinto procedural en el que nos encontramos cuenta con puertas que debemos cerrar para no dejar pasar a los enemigos. Pese a que éstos avisan de la ruta que tomarán y solo se mueven una vez lo hagamos nosotros, conseguir engañarlos para que acaben atrapados es una hazaña. Aunque por supuesto, hay quien podría decir que el juego recuerda mas a Rodent’s Revenge (Christopher Lee Fraley, 1991), el divertimento que Microsoft tuvo a bien incluir en sus packs de entretenimiento para Windows 3.1 y posteriores.
Gates of Rath
Not Pacman. Stabyourself — 2013
Not Pacman curiosamente es el mas mentiroso de todos los títulos presentes, ya que es el que mas características comparte con el original. De hecho, solo hay un elemento realmente diferente: controlamos el mundo del juego en vez de a un personaje, rotándolo y aprovechando los recovecos y figuras del laberinto para hacer caer tanto a nuestro rubio amigo como a los fantasmas. Es un esquema que recuerda poderosamente a aquellos juguetes en los que tenías que resolver un laberinto movíendolo para llevar una bola hasta el final, y es de reconocer que sigue siendo igual de adictivo que entonces.
Not Pacman