«Increíble concepto que debería estar en un museo». Así comienza la crítica que hice en el foro privado para los autores de la IF Comp 2016. Un lugar seguro donde poder comentar sobre diseño, los juegos, sobre las críticas, y llorar juntos por la no materialización de las aspiraciones. Escribo esto justo el último día de la competición. Es posible que luego vengan más críticas, o quizás yo ya pare aquí, pero he votado a 24 juegos del total de casi 60, y me reafirmo en traeros sólo lo más especial de lo que yo he jugado. Cuando estén disponibles los resultados, os puedo asegurar que, aparte de los juegos aquí comentados, los 10 primeros serán muy notables; y que puedes encontrar diversión garantizada incluso más allá del puesto 20. No sé en qué posición quedará 500 apocalypses, pero es tremendamente especial, tanto como para hacer esa afirmación tan superlativa del principio.
Más de un mes sin Diario del Desarrollador. La de cosas que han pasado en un mes. La IFComp vino y se fue, dejando a su paso una avalancha de ficción interactiva que, por si se lo han perdido, hemos estado comentando poco a poco. Nuestros Ruber Eaglenest y Kyuni, incluso, se aventuraron en el certamen con un título sobre zombies, burbuja inmobiliaria y nihilismo, que pueden catar aquí. Viajes, obligaciones, y La Vida™ en general han retrasado este repaso general a la actualidad indie que en el fondo tanto nos gusta, y que tiene hasta sus adeptos. Así que, sin más dilación, vamos a ver qué se cuece por ahí.
Estoy seco, no me quedan ideas que compartir sobre la Ficción Interactiva o sobre mi experiencia en los concursos. Así que hablemos de las experiencias de otros. Esos sufridores llamados «autores de ciencia ficción autopublicados». ¡Ah! el mundo de la autopublicación… se ha escrito tanto y aún queda tanto por escribir. Lo que no hay tanto son juegos que reflejen la idiosincrasia del autor publicado, y la obra que nos ocupa hoy tiene todo el cóctel de elementos perfecto para que disfrutemos a su costa.
La revolución twine, las voces de los marginados, las voces de los maltratados, son algunas de las mejores cosas que nos ha traído el siglo XXI. Lo digo en serio. De la misma forma en que la sociedad tiene asumida la igualdad de raza u otras conquistas sociales, poco a poco vamos avanzando hacia una aceptación de toda particularidad humana digna de respeto. Pero lo mejor de todo es lo que esto ha significado para la ficción: nuevas visiones, nuevas perspectivas, nuevos arquetipos, en definitiva, un soplo de aire fresco.
Tu espejo nunca miente. Oh, Reina. Corta el cuello del gorrión, esparce su sangre sobre el cristal. Oh, Reina, consulta tu reflejo otra vez. Estudia el doble de los detalles. Más allá del humo del caldero, respirando los vapores azules. Más allá de los libros que llenan los muros tanto fuera como dentro de tu habitación espejada. Mira atentamente y verás lo que has invocado. Palabras, palabras es lo que necesitas, y cuando hables tendrás palabras. ¿De qué hablarás esta noche, oh, Reina?
Como comenté en el primer artículo de esta serie, dedicado a Detectiveland. Voy a escribir sobre de los juegos participantes en la IF Comp 2016. En esta ocasión he jugado a To the wolves. Una diversión de exploración y supervivencia en el bosque, con empoderamiento de una muchacha abandonada a su suerte como alimento para los lobos. Vamos, una futura bruja, de esas que ahora nos gustan tanto.
So… has oído bien, este año Diego Freire y yo hemos ido a la IF Comp 2016 con una obra postapocalíptica bajo el brazo. Es fruto de nuestras pasiones: la cultura popular, las películas que suceden en rascacielos y la apatía de le época post-burbuja inmobiliaria. Búscala si quieres, se llama The skyscraper and the scar, tiene un párrafo bien gordo repleto de advertencias, y si vas a jugar mejor en inglés, que la versión en español, tiene carencias por la falta de tiempo (algún día te hablaré de lo que es ir a un concurso de Ficción Interactiva y el uso de las tijeras en el desarrollo de software). De lo que sí te voy a hablar hoy es de la celebración: ese cúmulo de sensaciones, esa noria, esa montaña rusa que te lleva de la histeria a la depresión, pasando por el gozo más profundo cuando terminas de arreglar ese maldito bug de última hora; ese, justo ese momento antes de decidir darle luz verde, realizar la interminable serie de pasos necesarios antes de publicar, y darle al botón de enviar. Siempre ha sido ese momento, en todos los concursos en los que he participado, y la sensación siempre ha sido la misma, esa euforia. Pero basta ya de Nuevo Periodismo, basta de hablar de uno mismo. En el concurso hay otros juegos que no van de venganza, apatía y zombis, y aquí te los traigo.
Sobrevivir, qué cosa más compleja. De gente que intenta sobrevivir está lleno el mundo de los videojuegos. Algunos lo tienen un poco más crudo que otros: cuando no estás armado hasta los dientes, cuando te enfrentas a dioses gigantes o cuando, directamente, no tienes brazos ni piernas, la cosa se vuelve un poco más peliaguda. De estos héroes está lleno nuestro Diario del Desarrollador de hoy.