El 26 de mayo, a primera hora de la tarde, el hashtag #whatsinsidethecube renacía de sus cenizas. El morbo, esa cualidad que todos, en mayor o menor medida, padecemos, nos mantuvo durante unas horas pegados a canales de Twitch y Youtube, ansiosos por saber qué era lo que Molyneux/22Cans guardaba con tanto, tantísimo recelo dentro del cubo virtual de Curiosity. «Algo que cambiará la vida de aquél que consiga verlo», era la promesa. Bien, ¿y qué era, diantres?
Edimburgo, 26 de mayo de 2013, una hora antes de la apertura del cubo. Un individuo llamado Bryan Henderson descarga Curiosity, totalmente inconsciente de que, en poco tiempo, recibirá un poder inmenso. Tendrá en su mano una habilidad rara vez vislumbrada en el mundo del videojuego, de hecho. Y es que ser el Dios de un mundo digital, el del próximo título de 22Cans, Godus, que permita modificar las reglas y que afecten globalmente a todos los jugadores que lo pueblan, no es algo que se vea con frecuencia. Me vienen a la mente ArchLord (Codemasters, 2005) o Vampire The Masquerade: Redemption (Nihilistic, 2000), pero en ambos casos el dominio sobre el mundo de juego era mucho más aislado y/o los poderes más limitados.
Al menos a priori. Los detalles del poder exacto que Bryan tendrá sobre nosotros no han trascendido, pero, según palabras de Molyneux, «no se le dará carta blanca para que tome decisiones sin control y sin regulación que desestabilicen el equilibrio del juego por completo». Sí tendrá, no obstante, acceso a ciertos beneficios en forma de poderes únicos. Y dinero. Henderson se llevará un pequeño porcentaje de lo que Godus recaude (si es que recauda algo, entiendo).
También se sabe que no será Dios para siempre. Al parecer, al pasar «no menos de un año», alguien desterrará a Bryan del mundo de los inmortales. Cómo sucederá eso, no se sabe con certeza, pero sin duda, y a tenor de lo que Molyneux dice en el vídeo —que Henderson amablemente compartió con todos los mortales—, podría tratarse de otro experimento.
¿Y los que picaron durante meses, semanas, días los 25.000 millones de cubos que escondían el sentido de la vida, el universo y todo lo demás? Pues nos conformamos con un segundo interior falso del cubo, en el que se proyectaban tuits con el hashtag #whatsinsidethecube. Poco importaba haber comprado un pico de oro, o haber fastidiado a la gente poniendo más cubos. El esfuerzo no quedó recompensado, solo la más pura de las suertes. La de un escocés que descargó el juego una hora antes.
Así pues, ¿qué ha sido Curiosity? Un experimento, por supuesto. Pero también un caso de advergaming en toda regla con el que promocionar Godus de una forma, todo hay que decirlo, inusual y en mi opinión, muy creativa. No quiero que se convierta en costumbre, pero sin duda, si había alguien en este mundo que planteara siquiera hacer algo así, era Peter Molyneux.
Respecto a Bryan, ¿qué podemos esperar de él? ¿Será un dios bondadoso? ¿Caótico? ¿Irremisiblemente maléfico? Ya lo dijo aquel presidente de los EE.UU.
Casi todos los hombres pueden soportar la adversidad, pero si quieres probar el carácter de un hombre, dale poder.